lunes, 12 de octubre de 2009

Instrumentos que acompañan a la gaita. II. El tamboril


El tamboril es un membranófono cilíndrico percutido con baqueta. El sonido se genera al dar un golpe con un palo en una membrana tensa, y queda modulado con un efecto de bordón al vibrar una o más cuerdecillas tensas en contacto con la piel delantera, la trasera, o ambas.

El cuerpo cilíndrico puede fabricarse de un tronco ahuecado, una lata vacía o una chapa de madera a la que se da forma cilíndrica. La piel puede ser de cabra, oveja o más raramente de perro o venado. Las pieles se tensan con cuerdas y abrazaderas de cuero u otro sistema más moderno.

En la franja oeste peninsular, la forma del tamboril varía notablemente dependiendo de la zona geográfica donde se utilice. Por ejemplo en León suele tener unos 40 cm de diámetro por 60 de alto. Los aros que sujetan la piel son metálicos y la piel se tensa con un sistema de tornillos similar al de los redoblantes. La técnica de golpeo es de abajo hacia arriba y con movimiento de muñeca, tejiendo ritmos rápidos y recargados. No se utiliza el aro.

En la mitad norte de Zamora son similares a los leoneses. Bajando hacia la zona sur de Zamora, Salamanca y Cáceres la altura del cilindro es mayor. Aquí aparecen ritmos con golpes acentuados a contratiempo, caso del charro, y ritmos cojos o aksak (en Salamanca sobre todo) en charradas, picaos, perantones... Se utiliza eficazmente el golpeo en el aro y otras partes del parche logrando distintas intensidades sonoras (como en la sierra salmantina y norte de Cáceres).


El tamboril llega ya a tener grandes dimensiones en la provincia de Badajoz, Huelva y Alentejo portugués, por lo cual tienen una sonoridad muy grave que favorece los ritmos simples y básicos.
En todos los casos el tamboril se golpea con una sola baqueta y con la mano derecha.

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