lunes, 12 de octubre de 2009

Instrumentos que acompañan a la gaita. III. El acordeón


También me he podido encontrar la gaita acompañada de un instrumento tal como el acordeón. Éste es un aerófono de lengüeta libre y soplo indirecto. El sonido se produce al pasar el aire producido por un fuelle a través de unas lengüetas que va seleccionando un teclado de botones. Dependiendo de si el aire se expulsa o se aspira, una misma pulsación del botón da dos notas diferentes. Fue un invento de principios de siglo pasado y que rápidamente se extendió por toda Europa, llegando a desplazar a los propios instrumentos del lugar. Es España se comenzó a fabricar a comienzos de los 40 del siglo pasado, alcanzando cierto renombre la fabrica "El Cid" de Valencia. Además de la melodía, se pueden hacer acordes de acompañamiento, con lo que rápidamente se convirtió en el instrumento favorito de fiestas y reuniones. Otro hecho que le puso de moda fue que acompañaba como ningún otro los bailes "agarraos" (valses, mazurkas, pasodobles...) de primeros del Siglo XX, con lo que se ganó las iras de los sectores más puritanos y conservadores de la sociedad. En Euskadi, alcanzó gran popularidad para la interpretación de los bailes tradicionales, siempre acompañado de la pandereta, llamándose al dúo formado por ambos la "Trikintxa", siendo utilizado este nombre posteriormente para denominar sólo al acordeón, el cual posee actualmente grandes virtuosos. más portátil es la concertina, de similares características que el acordeón pero más pequeña, utilizada sobre todo por marineros, titiriteros, etc,... aunque muchísimo menos extendida que aquél.

Instrumentos que acompañan a la gaita. II. El tamboril


El tamboril es un membranófono cilíndrico percutido con baqueta. El sonido se genera al dar un golpe con un palo en una membrana tensa, y queda modulado con un efecto de bordón al vibrar una o más cuerdecillas tensas en contacto con la piel delantera, la trasera, o ambas.

El cuerpo cilíndrico puede fabricarse de un tronco ahuecado, una lata vacía o una chapa de madera a la que se da forma cilíndrica. La piel puede ser de cabra, oveja o más raramente de perro o venado. Las pieles se tensan con cuerdas y abrazaderas de cuero u otro sistema más moderno.

En la franja oeste peninsular, la forma del tamboril varía notablemente dependiendo de la zona geográfica donde se utilice. Por ejemplo en León suele tener unos 40 cm de diámetro por 60 de alto. Los aros que sujetan la piel son metálicos y la piel se tensa con un sistema de tornillos similar al de los redoblantes. La técnica de golpeo es de abajo hacia arriba y con movimiento de muñeca, tejiendo ritmos rápidos y recargados. No se utiliza el aro.

En la mitad norte de Zamora son similares a los leoneses. Bajando hacia la zona sur de Zamora, Salamanca y Cáceres la altura del cilindro es mayor. Aquí aparecen ritmos con golpes acentuados a contratiempo, caso del charro, y ritmos cojos o aksak (en Salamanca sobre todo) en charradas, picaos, perantones... Se utiliza eficazmente el golpeo en el aro y otras partes del parche logrando distintas intensidades sonoras (como en la sierra salmantina y norte de Cáceres).


El tamboril llega ya a tener grandes dimensiones en la provincia de Badajoz, Huelva y Alentejo portugués, por lo cual tienen una sonoridad muy grave que favorece los ritmos simples y básicos.
En todos los casos el tamboril se golpea con una sola baqueta y con la mano derecha.

Instrumentos que acompañan a la gaita. I. El Charrasco


Instrumento de percusión que hace de bombo y pandereta al mismo tiempo. Consta de un palo de madera de unos dos metros de longitud con un bastidor en el extremo superior, con diversas filas de ferreñas y con un alambre o cuerda tensada que une el bastidor con el centro del palo. El charrasco se hace sonar frotando un bastón estriado contra el alambre produciendo un sonido de pandereta, además al golpear el palo contra el suelo marca el ritmo como si fuera un bombo.

En cuanto a su historia, de lo que he encontrado por internet, parece ser que este objeto fue inventado para los carnavales (el entroido gallego), alcanzando posteriormente la categoría de instrumento.

domingo, 11 de octubre de 2009

Instrumentos que acompañan a la gaita. Introducción.

El siguiente artículo pretende mostrar todos aquellos instrumentos que acompañan a la Gaita. Como el artículo es muy largo, he pensado desarrollarlo por puntos, de esta forma, cuando entréis en el blog, os encontraréis enumerados una serie de instrumentos, y en cada subartículo que desarrolle, un poco de historia y de cómo funciona cada instrumento. Espero que os guste.

sábado, 3 de octubre de 2009

Instrumentos que acompañan a la gaita. IV. La zanfona.



Uno de los instrumentos musicales que más curiosidad suscita entre los aficionados a la música tradicional es la zanfona. Tanto su curioso mecanismo de funcionamiento como su impresionante sonido ha atraído la atención de numerosos intérpretes y luthiers, que poco a poco lo van rescatando del olvido en qeu el tiempo y la moda le sumieron.

No podemos considerar la zanfona como un instrumento popular en el sentido de otros como la gaita o el rabel. su complejidad tanto de construcción como de interpretación, lo han limitado siempre a determinados colectivos que hacían de él un uso profesional. no puede sustituir, por ejemplo, a la gaita o la dulzaina para acompañar danzas y es demasiado complejo para el uso personal de entretenimiento, sin embargo es muy adecuado para acompañar los romances y canciones de los músicos ambulantes, cuentacuentos o juglares. Su historia pasa por altibajos: desde épocoas de gran esplendor hasta casi su desaparición y su nueva recuperación.

La zanfona es un instrumento perteneciente a la familia de lo cordófonos frotados. Está formado por una caja de resonancia, en cuyo interior se introduce parcialmente una rueda de madera que se hace girar mediante una manivela unida a un eje que la atraviesa por su centro. La parte que sobresale de la tapa, frota una serie de cuerdas poniéndolas en vibración simultáneamente. Hay dos tipos de cuerdas, las que emiten una sola nota, generalmente más grave, que actúan como bordones, o sonido de acompañamiento, y otras, las cantantes, de las que se obtienen varias notas acortando su longitud mediante la presión de unas pequeñas piezas en forma de hacha, llamadas espadillas. Éstas se hayan insertadas sobre un vástago que se desliza al presionar uno de sus extremos a modo de tecla, el número de éstas varía, en las zanfonas acutales pueden llegar a veintitrés, colocadas en dos hileras, una para la escala natural y otra para las alteraciones, obteniendo así dos octavas completas. La caja de resonancia se construye en madera, normalmente blanda y fibrosa, al igual que otro cordófonos: abeto, arce, ciprés... En la actualidad se usan también maderas importadas de excelentes cualidades. La rueda, debido a que su perfil debe de estar muy pulido, ha de construirse de una madera dura y con poca veta, además de ser resistente a deformaciones, cosa prácticamente imposible, ya que los cambios de humedad y temperatura del ambiente provocan alteraciones esperimetrales, que al tocar, producen un sonido muy desagradable. En la acutalidad este defecto se mitiga empleando láminas de madera superpuestas y encoladas en capas, variando la dirección de la veta en cada lámina, o bien utilizando otros materiales como pvc o metacrilato. El perfil de la rueda se impregna con resina pulverizada (antiguamente se usaba también pez) de forma semejante a los arcos de los violines. Algunas zanfonas antiguas presentan una tira de piel recubriendo el borde, quizás para conseguir más suavidad y amortiguar las irregularidades.

Las cuerdas se fijan al instrumento mediante un cordal y un clavijero. Reposan sobre un puente y pasan rozando a la rueda, punto en el que se coloca un pequeño trozo de algodón o lana para aumentar la suavidad en la fricción. Las cantantes son de tripa, los bordones pueden ser de tripa o entorchadas. Es muy importante la presión de las cuerdas sobre la rueda, debe ser baja, para que ésta se deslice con suavidad, pero suficiente para que entren en vibración produciendo el sonido agradable y propio de este instrumento.

Las zanfonas encontradas en nuestra península, suelen tener dos o tres cuerds cantantes y dos bordones. Las primeras se pulsan simultáneamente mediante un número igual de espadillas colocadas en la misma tecla. la afinación más corriente, que no quiere decir que sea la única es sol, do sol (bajo) y los bordones sol (bajo) do (bajo).

Modelos procedentes de otros países, pueden presentar un número mayor de bordones, hasta seis, incluyento uno llamado trompeta, que se apoya sobre un puente colocado de tal forma que vibra contra la tapa produciendo un sonido característico.

Este instrumento lo podemos encontrar en la mayoría de los países europeos en distintos grados de implantación. En algunos han desaparecido, pero existen pruebas documentales de su existencia. Parece que se originó a partir de un instrumento empleado para acompañar a la música sacra en el interior de conventos y templos llamado organistrum y que podía alcanzar más de metro y medio de longitud, era tañido por dos personas, uno movía la rueda y otro manipulaba las varillas que actuaban sobre las cuerdas, tal y como puede verse en numerosas esculturas románicas: Colegiata de Toro, Catedral de SAntiago, Iglesia de Pineda de la Sierra y muchas más. No existen representaciones anteriores al siglo XII, pero algunos musicólogos, como Curt Sach, máxima autoridad en Organología o ciencia de los instrumentos musicales, opina que ya existía en el siglo X, basándose en una obra atribuida al abad Odón de Cluny, sobre la construcción de dicho instrumento. Sin embargo, otros autores ponen en duda tal afirmación, pues a dicho abad se le han atribuido textos de épocas posteriores.

Recientemente se han reconstruido diversos ejemplares de organistrum, cabe mencionar los realizados durante la reproducción de los instrumentos del pórtico de la gloria. Las cuerdas, al ser más largas, producen un sonido grave y profundo, muy adecuado para el acompañamiento de los coros.

Probablemente, por la introducción del órgano, pasó de los ambientes sacros a los civiles, teniendo que disminuir su tamaño para hacerse más manejable. Faustino Santalices, de quien más adelante hablaremos, en su librillo "La zanfona" nos habla del autor Exímeno quien en su obra "Del origen y reglas de la música", se refiere al monje italiano Guido D'Arezo, como el inventor de la zanfona a partir del organistrum reduciendo su tamaño y empleándola para introducir la actual escala cromática partiendo de sol y con dos octavas de extensión (como en la actualidad).

La zanfona, más manejable, es utilizada por músicos de corte, sola o en pequeños grupos con otros instrumentos hasta el siglo XV en que deja de ser empleada por conjuntos, al ser sustituida por otros instrumentos como fídulas, arpas, etc. En el siglo XVI, se representa en manos de ángeles, lo que indica que se le considera ya un instrumento arcaico, pero se mantiene en manos de juglares y cantantes ambulantes. Su sonido polifónico y no excesivamente intenso es ideal para acompañamiento de canciones y romances ya que puede ser tañida por la misma persona que canta. Muchos de estos juglares nómadas, en ocasiones, viajaban en compañía de otros cómicos y artistas que actúaban no sólo ante los señores del lugar, sino también para el pueblo llano en mercados y tabernas. Con el paso del tiempo, en el siglo XVII, ya sólo se le podía escuchar en estos ambientes populares. Cabe pensar que debido a la complejidad de mantenimiento del instrumento, su sonido no siempre era tan agradable como el que podemos escuchar hoy: la rueda se descnetra, las cuerdas de tripa, hechas a mano y a veces por el mismo intérprete, no son tan homogéneas... Debido a ello, era normal que se dejase tan sólo una cuerda cantante y uno o dos roncones, suficiente para un acompañamiento eficaz ante un público no muy exigente.

Quizás el colectivo más amplio de usuarios de zanfona fuesen los ciegos. Históricamente, en diversos reinos de España, han disfrutado de algunas prebendas o derechos como los de vender pliegos con canciones y romances que ellos mismos interpretaban por las diferentes localidades. En ocasiones, tomaban aprendices, también invidentes, mediante contrato legal como el establecimiento del labrador Juan Diego y el ciego Pedro de Coiro en Betanzos, por la que el segundo se comprometía a llevar con él y enseñar al hijo del primero a tocar la zanfona en el plazo de tres años, a cambio de seis ducados mensuales, siempre que el aprendiz estuviese provisto de zanfona que toque, ropa y criado durante el tiempo que durase el aprendizaje. A juzgar por la invesión, el oficio debía proporcionar ingresos considerables al menos para un minusválido del siglo XVI.

Fue en el siglo XVIII, cuando la zanfona resurge poderosamente, especialmente en la corte francesa de Luis XV, y por ser ésta la referencia de la moda en el resto de Europa. La aristocracia ociosa, buscando formas de entretenimiento vuelve su vista hacias las costumbres tradicionales, la música y los instrumentos populares. Se disfrazan de pastores y campesinos, imitan sus formas de vida en fiestas y obras de Teatro... vuelven a tocar la cornamusa y la zanfona. Los luthiers fabrican nuevos instrumentos, perfeccionándolos y cargándolos de ricas y exhuberantes decoraciones según el gusto de la época. Tal fue el auge que muchos luthiers utilizaron cajas de resonancia de antiguos laudes (ahora es éste instrumento el que cae en desuso) para hacer zanfonas. De ahí, las cajas cuvas de algunos modelos franceses, lo mismo ocurrió con vihuelas y guitarras. Se escriben conciertos, se imparten clases en las escuelas de música de alta sociedad...

Fue muy conocido el compositor, tratadista y maestro, Michel Corette, autor del método "La belle Villeuese" para zanfona. Compuso varios conciertos e impartió clases del instrumento. Aunque sus alumnos aprendían lentamente, tanto que hubo quién les denominó "Los Burros de Corette".

En el siglo XX, los violines y violas y otros instrumentos de gran calidad imponen su supremacía y la zanfona vuelve de nuevo a manos populares. En Francia, especialmente, se arraiga ampliamente su folclore. En otros países como España, retorna a los músicos ambulantes y algunas parcelas de la música popular.

En la primera mitad de este siglo, algunos periodistas y literatos se ocupan de la zanfona en sus escritos, como elvigués Jaime Solá. Pero es al constructor de instrumentos y musicólogo Faustino Santalices a quien debemos el nuevo resurgir de este instrumento. A partir de instrumentos antiguos reconstruye algunos modelos de zanfona volviéndola a hacer sonar (lo que supuso el Primer Premio Internacional de Instrumentos Antiguos en 1949). Su labor fue continuada hasta hoy por su hijo Faustino y el Taller Escuela de la Diputación de Lugo, al que donó sus plantillas, dirigido por Jesús Pérez y su hijo Luciano que aún continúa en dicha actividad. Hoy, existen excelentes constructores de zanfonas, además del ya citado Taller, Jesús Reolid o Sedó son claros ejemplos.

Diversos músicos y grupos emplearon y aún emplean este instrumento en sus grabaciones y actuaciones, Joaquín Díaz, Emilio Cao, Amando Prada, Milladoiro (a quienes he disfrutado en directo en Madrid, en un par de ocasiones, y por los cuales yo conozco este instrumento, llamado en Galicia, zanfoña), Rafa Martín, entre otros...

En la actualidad son numerosos los grupos que la utilizan, lo que está propiciando un gran auge. Se ha creado incluso la Sociedad Ibérica de la Zanfona, que organiza cursos de aprendizaje y perfeccionamiento y que se encarga de divulgar este instrumento, pero quizás sea su elevado precio, debido a la complejidad y laboriosidad de su construcción el único obstáculo para que muchos músicos aficionados se decanten por ella.