domingo, 3 de octubre de 2010

"Marica si vas"

Non chas quero, non chas
quero,
nabizas do teu nabale,
non chas quero, non chas
quero,
que me poden facer male.

Marica si vas ó rio a lavar,
non torzas a roupa
que a podes rachar,
que a podes rachar,
que a podes rachar
Marica si vas ó río a lavar.

Non chas quero, non chas
quero,
castañas do teu magosto,
non chas quero, non chas
quero,
que me saben ó chamosco.

Marica si vas ó rio a lavar,
non torzas a roupa
que a podes rachar,
que a podes rachar,
que a podes rachar
Marica si vas ó río a lavar.

Que ben baila, que ben baila,
a da chaqueta redonda,
moito mellor bailaría,
se a tivera máis longa.

Marica si vas ó rio a lavar,
non torzas a roupa
que a podes rachar,
que a podes rachar,
que a podes rachar
Marica si vas ó río a lavar.

Tradicional

Hoy antes de hacer el programa, me ha tocado sacar el acento gallego y darle voz a este canto tradicional y lo he hecho con la dedicatoria cariñosa hacia mi gran amigo Alfredo, al que, en la broma, llamo "marica" como forma de abrir una conversación con él.

Este y otros canticos los podéis escuchar en el programa de Onda Latina, "Seguimos en la nada", que dirige y conduce mi buen amigo Javier Terrones.

Vuelvo...

El otoño da sus primeros retazos de aparición. Corre un viento frío y la lluvia moja tímidamente las calles. Ahora las hojas de los árboles darán un nuevo color a las aceras de Madrid, pero aquellos barrenderos que impulsados por sus jefes o no se sabe qué, les dará igual, las aceras seguirán manchadas de hojas, de papeles, de latas y botellas de cerveza. En fin, de mierda, de la mierda de perro que aquellos dueños no han recogido. La ciudad seguirá sucia y los madrileños y madrileñas conformes o no con su realidad cotidiana pasearán por la urbe como cualquier otro día.

Bajaré al metro a compra el abono y me daré una vuelta de estación en estación, de vagón a vagón, de tren en tren, hermano gemelo de este tren expresso que recorre las viejas vías de este país. En uno de estos vagones encontraré uno de aquellos mendigos cantando una canción, pero mi mente lo transformará en gaitero disfrazado de gallego tradicional y por unos minutos el vagón se transformará en otro, desvencijado, roto por el tiempo - y por algún que otro vándalo, que con sus pintadas decoró el tren antaño-, las señoras y las señoritas viajan con amplios vestidos de tela, la sombrilla en una mano, el bolso en la otra, los señores llevan el pelo engominado y la pajarita decorando la parte alta de la camisa recién planchada. El revisor pide el billete y cuando se acerca a mí, enseñó el abono comprado hace unos instantes. Éste me mira con extrañeza, se dirige a mí: "¡Señor, todavía estamos en el siglo XIX y ese billete es del año 2010!".

Yo no sé qué decir. Entonces el tren para y como si no hubiera pasado nada, me bajo del tren. Subo las viejas escaleras de madera y al salir de la estación, me doy cuenta que estoy en Callao, de vuelta en el siglo XXI.

Vuelve a llover. Ahora la ciudad es otra. No hay hojas de árboles en las aceras ni mierda de perro en la esquina. Las lunas de los escaparates brillan como el primer día y en un cartel leo que ese día el alcalde visitaba el centro.

lunes, 21 de junio de 2010

Seguidores

Y veo que se ha unido una persona más, Alfonso ya no estás solo en mi lista de seguidores. Puede que sea una cosa pequeña, pero de las cosas pequeñas saco grandes conclusiones. Dejé el blog aparcado pero tengo que seguir no por Alfonso ni por Pilar sino porque no es bueno empezar una cosa para luego dejarla. Muchas gracias, Pilar por animarme el día